viernes, 15 de octubre de 2010

Chen Chi-Yi // Estimular las Iniciativas: quinta idea para superar la pobreza

Esta nota, enfocada sobre las iniciativas, amplía la quinta idea de las diez sugeridas anteriormente, para superar la pobreza.

En un régimen democrático el desarrollo económico se fundamenta sobre las iniciativas privadas. Es decir, las actividades de producción y servicios las realizan fundamentalmente los particulares individualmente o a través de una empresa creada para este fin. Dado que la sociedad no está en capacidad de suministrar el empleo a toda la población, menos todavía a todos los pobres, es imperativo estimular las iniciativas para crecer y crear empleo.

A. Antecedentes

En Venezuela, el 67% de la población se clasifica como pobres, de los cuales el 36% son pobres extremos (Riutort). ¿Qué se ha hecho para resolver el problema? Podemos citar la Fundación de Capacitación e Innovación para el Desarrollo Rural (CIARA), Programas de Desarrollo de Comunidades Rurales Pobres (Prodecop), el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafin) y el Fondo de Desarrollo Microfinanciero (FDM). Este último solamente otorga línea de crédito a las microfinancieras y no a los particulares. Existen, además, una multitud de iniciativas dedicadas a microcréditos por parte de los gobiernos regionales o locales, por ejemplo en Miranda, Yaracuy, Carabobo, Guárico etc., así como una serie de "bancos" creados para el mismo fin, tales como Banco de la Mujer, Inapamir, Pueblo Soberano, Fonpymes, Socambi etc. Muchos bancos públicos y privados poseen también departamentos de microcréditos, pero sus créditos otorgados no son destinados exactamente a los pobres. Sin embargo, tenemos que mencionar a dos instituciones privadas de relieve: A.C. Banauge, patrocinada por el Grupo Social CESAP, y Bangente (Banco de la Gente Emprendedora C.A.), patrocinado por el Banco Caribe. Parece que las actividades no fueron suficientemente extendidas quizás por falta de continuidad y de escasos promotores.

A escala internacional, la experiencia más exitosa es la de Muhammad Yunus en Bangladesh, Premio Nobel de la Paz en 2006, con más de 6 millones de prestatarios y veinte mil empleados. También existen experiencias en América Latina y en Estados Unidos. Pero los beneficiarios no son necesariamente los más pobres.

B. Las organizaciones de formación

Dado que los pobres carecen generalmente de instrucción suficiente y de destreza adecuada, es conveniente que se multipliquen centros de formación y de adiestramiento ampliando las funciones de CIARA abriéndose hacia los centros urbanos y haciéndola más popular y menos elitista. En el mismo sentido, se deberían reformar las funciones del Prodecop. Ambas instituciones se dedican al área rural, a pesar de que la población rural represente aproximadamente tan sólo un 10% de la población total. Los pobres se concentran en las ciudades, donde funcionan muchos pequeños negocios, mal llamados "informales", pero económicamente válidos. En general, se ha descuidado bastante el aspecto de la formación, a pesar de los esfuerzos desplegados por Banauge Y Bangente en la organización de seminarios y cursos.

C. Las microfinanzas

Los microcréditos son programas de concesión de pequeños créditos a los más necesitados de entre los pobres, para que estos puedan poner en marcha pequeños negocios que generen ingresos con los que mejoran su nivel de vida y el de sus familias. (Cumbre de Microcréditos 1997)

En Venezuela, parece pertinente que se repotencien el Fondo de Desarrollo Microfinanciero (FDM) y el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafin) y fortalecer todas las iniciativas privadas tales como la de Banauge y de Bangente. Para que los programas de microcrédito, emprendidas por cualquier institución, pública o privada, tengan el éxito esperado, se debe aprender de las experiencias del caso del Banco Grameen de Bangladesh, liderado por Muhammad Yunus.

Los criterios utilizados por este último para otorgar microcréditos son muy distintos de los practicados por los bancos comerciales o por otras entidades públicas. De hecho, los microcréditos se guían por una serie de criterios "sui generis", tales como: monto pequeño; de duración no superior a un año; para microempresas o negocios; sin exigir ninguna garantía; apolítica; etc.… Además de la función de prestar dinero, cumplen también las funciones de ahorro, de seguro y de entrenamiento de la gente que vive en pobreza extrema.

Es importante recordar que tanto los centros de formación como los microcréditos están destinados a estimular las iniciativas de los pobres cumpliendo el principio de que el avance del bienestar individual y de la familia depende del esfuerzo personal tanto en el aumento de ingreso como en la autocreación de empleo.



Chichen123@gmail.com

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